Love Parade
Hace unas semanas hablábamos de la fiesta del Orgullo Gay y nos planteábamos la pregunta de si en ella había realmente reivindicación político-social o sólo puro hedonismo. Nunca he tenido el placer de presenciar “el Orgullo” porque en torno a las fechas en que se celebra yo ya estoy tostándome al sol en la playa (no sé si os acordaréis, queridos, pero los universitarios disfrutan de un laaaaargo verano), pero sí he sido testigo del Love Parade.
“Love Parade”. “Desfile del amor”. ¿Hay que desfilar por él? Por supuesto, pensé yo al enterarme de que justo en mi año berlinés el festival volvería a celebrarse, tras un bienio de pausa. ¿Hay amor en él? Bueno, llamémoslo amor, llamémoslo erotismo… Lo que está claro es que en la cantidad de cuerpos esculturales semidesnudos el desfile berlinés no desmerece del de los orgullosos homosexuales madrileños.
¿Y la reivindicación político-social? A los escépticos pedantes que duden que una música como el techno, desprovista incluso de letra, encierre un contenido político, les cuento que cuando el Love Parade nació en 1989 por iniciativa del mítico y en Alemania venerado Dj. Dr. Motte, el festival tenía el carácter de una manifestación a favor de la paz y el diálogo internacional (no olvidemos que a pocos cientos de metros de donde en aquel momento se celebraba todavía estaba en pie “El Muro”).
Yo tenía claro que esa conciencia social ya no estaría presente, que hoy ni hay hippies ni muro, pero desgraciadamente también faltaba ese componente hedonista, ese “¡celebremos la belleza y la juventud!”: El sábado por
“Love Parade”. “Desfile del amor”.
¿Hay amor? -¡¡¡¿Cómo se supone que debo amar a los parroquianos arriba descritos?!!!
¿Hay que desfilar? Como bien decía mi querido compañero de piso… Einmal ins Leben – Una vez en la vida.