martes, 17 de abril de 2007

Grandes palabras: cuarentañero

Esta palabra se la dedico a todos aquellos que miran con ansia cómo corren las manecillas de su reloj sin tregua alguna, sí, a ellos, a los que la sociedad deja ya marginados llamándoles cuarentones.

En principio no encuentro motivo alguno por el cual a los que, según la RAE, tienen entre 40 y 49 años, se les tiene que añadir el -tón, y no el -ero como a los que están entre los 20 y 39 años: veinteañeros y treintañeros. Una explicación bastante denigratoria y absolutamente desajustada a la realidad sería que solamente los de veinte y treinta se les considera “jóvenes”, y que, por lo tanto, a partir de los cuarenta todos empiezan a tener un porrón de años y han pasado a la madurez con mayúsculas: cuarentón, cincuentón, etc.

Yo confiseo que todavía me queda muchos años para entrar en la cuarentena (¡si es que parece un castigo de por sí!), pero pensar que puedo ser cuarentañera en vez de cuarentona me da un poco más de ánimos, qué queréis que os diga.

¡Por los cuarentañeros!

17 comentarios:

Rfa. dijo...

A mí, la verdad, no me gusta ninguna. Ni "veinteañero", ni "treintañero", ni "cuarentañero". Todas me suenan a profesión. "¿A qué se dedica usted?". "¿Yo? Soy treintañero". Creo que mi favorita es "cuarentón". Es cierto que tiene un matiz negativo, pero también hay que reconocerle una inapelable contundencia, ¿no? Uno no se dedica a ser cuarentón. Es cuarentón y punto. Punto en boca, además.
En cualquier caso, el castellano naufraga cuando se trata de acotar generaciones y periodos. Si es feo decir "treintañero", mucho peor es tratar de nombrar la década que estamos viviendo ahora. ¿Los "dos mil"? ¡Por dios!

Walter Kung Fu dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, rfa. Aunque todavía me toca, entended que me vaya haciendo ya la idea.

Recordad que en el 2000 el mundo se reinició. Estamos en la década 0 v2.0

Anónimo dijo...

A mí me gusta más la terminación de -ero: autobusero, tarjetero, costurero, et., porque da la sensación de no saber exactamente si estás hablando del contenido o del continente, ¿no os parece? En cambio la terminación en -ón (más que en -tón), me recuerda a fondón, tontorrón, etc., sin duda alguna despectivo. Rfa. y Warter Kung Fu, tal vez a los tíos les guste lo de cuarentones porque les da un toque gracioso, pero os aseguro que cuarentona no hace no pizca.

Anónimo dijo...

Pues a mí que me quedan pocos ¡me uno a la nueva denominación! ¡Yo quiero ser cuarentañero!

n. dijo...

Rfa., cierto que el castellano es terrible para estas cosas, mientras en inglés tienen palabras tan molonas como noughties o, una de mis favoritas, teenager. Je, je, Magapola, es verdad que suena peor lo de cuarentona que lo de cuarentón, de la misma forma que suena mucho más despectivo solterona que solterón, cosas del machismo latente, supongo... ¡¡Ánimo, cuarentañeros, que los 40 son los nuevos 30!!

Anónimo dijo...

Ya veréis cuando lleguéis a los 40 y luego a los 50: comprenderéis entonces lo de cuarentón y cincuentón. ¡Estamos hechos polvo!

Rfa. dijo...

Pues la verdad es que no me había parado a comparar entre sexos, Magapola. Debo de estar acostumbrado a ver el mundo desde mi perspectiva masculina, ¿eh?
¿Sabéis una palabra maravillosa para hablar de edad? Adolescente. O sea, que adolece. Que le duelen las cosas, vamos. No sé vosotros, pero estoy seguro de que mis cuarenta no dolerán nunca tanto como lo hicieron mis diecisiete.

Mújol dijo...

Rfa. duelen otras cosas. Y duelen de verdad. Y aunque suene totalmente predecible y nada original, desde mis 46 me atrevo a haceros una sugerencia: haced lo posible por aprovechar cada minuto. No os permitáis nunca escucharos a vosotros mismos diciendo que os aburrís.
Un abrazo a todos.

Pat dijo...

Nunca me lo había planteado, hasta que los pille cerca no seré consciente.
Y solterona suena fatal, siempre me ha remitido a una señora de cincuenta gorda y que hace punto, que nunca podía acoplar a las visiones que tenia del mundo ni a la gente soltera que conocía.

rinconete dijo...

Yo voto por cuarentón. Como dice el amigo rfa. tiene una inapelable contundencia. Un cuarentón es lo que es, sin eufemismos mientras que el cuarentañero, me da la impresión de querer ocultar su condición.
Pero también estoy de acuerdo con Magapola sobre el problema de género. Cuarentona raspa por todos lados. Tal vez podríamos hacer como nuestros amigos chilenos que no usan el femenino en el enunciado de las profesiones. No hay allí arquitectas por ejemplo, solo arquitectos. Por más que se llamen Loreto o Michelle (la arquitecto Loreto). Aunque la verdad es que LA cuarentón tampoco funciona.
Hay que seguir buscando.

Walter Kung Fu dijo...

Gracias mújol y peter por vuestras cuarentonas opiniones.

Estoy seguro que el día que cumpla los cuarenta o me echo a llorar o me emborracho.

Anónimo dijo...

je, jé. Yo estoy a puntito de los 60 y prácticamente no hay nombre ni falta alguna que hace, ¡porque ya no te llama nadie! Los sesenta y los setenta deben ser los años "S" por la "S" de silencio.

«Que la vida era esto lo aprendí más tarde».
[Gil de Biedma]

¡¡Glups!!

Walter Kung Fu dijo...

NO VOLVERÉ A SER JOVEN

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

NáN dijo...

¡ja, já! WKF, porque mi cita, de memoria y a toda prisa en el trabajo, fuera inexacta, tampoco hacía falta darme el temible golpe del Maestro del Poema Completo. La verdad es que es un poema "terrible". Prefiero el Jaime de "Amistad a lo largo".

Quizá podías haber puesto ese primer verso de la última estrofa de un poema:

«Envejecer tiene su gracia».

(y te diré que es más que cierto, si aprendes a volver a casa día a día herido, pero vencido nunca).

Anónimo dijo...

que sí, WKF, que es "amistad a la larga". Esta vez ha sido errata, no imprecisión.

Walter Kung Fu dijo...

NáN, mi intención no era la de corregirte, ni mucho menos, sino la de complementar lo que tu iniciaste. Es fácil buscar en Internet.

Los primeros versos los leía a diario en la estación de Ciudad Universitaria, pero sin mucho éxito en mi acción.

Anónimo dijo...

ya me lo imaginaba, Walter. Lo que puse era más una autocorrección contra mí mismo. Pero es cierto que el poema entero me resulta demasiado amargo.

Un abrazo